Ya, ya sé que no es temporada de tomates (ni de ciruelas) pero esta mermelada era una asignatura pendiente desde hacía tiempo.

En casa solemos tomarla para acompañar las tablas de queso que tanto nos gustan. A más curado el queso, mayor el contraste y mejor la combinación de sabores en boca. Os lo aseguro, es un must para los queseros/as!

Ingredientes para 1/2 kg de mermelada:
– 1/2 kg de tomates maduros (ahora en inviero podéis utilizar la variedad Raf, con más sabor)
– 500 ml de agua
– 250 gr de azúcar
– 1 limón
– 2 cucharadas de hierbas provenzales
– 1 cucharadita de sal
– 1/4 cucharadita de pimienta
– 2 clavos enteros

Pon agua en una olla y llévala a ebullición. Sumerge los tomates algunos segundos en el agua hirviendo para escaldarlos y poder pelarlos fácilmente.

Una vez pelados, córtalos por la mitad para quitarles el corazón y luego trocéalos pequeños. Ponlos en una cacerola. Añade el azúcar, la sal, las especias y el zumo del limón. Cubre la cacerola y deja macerar durante al menos 4 horas.

Pasado ese tiempo, pon los tomates a fuego lento durante media hora. Incorpora el agua e, igualmente, deja cocer lentamente durante media hora más, para que el líquido se reduzca y la mermelada coja consistencia.

Recuerda que al enfriarse la mermelada se volverá más espesa, por lo que no debes dejar que coja demasiado cuerpo en caliente. Si tienes dudas sobre si ya tiene la textura adecuada o no, pon una cucharadita de mermelada en un plato y llévalo al congelador 30 segundos. Al sacarla, podrás ver mejor el resultado final.

Una vez tengas la mermelada, repártela en botes de cristal limpios y secos, dejando un poco de espacio. Cuando hayas llenado los botes, limpia bien los bordes, tápalos y sella al vacío, hirviéndolos durante 10 minutos.

¡Salsa clásica y polivalente donde las haya!

Sirve tanto para acompañar un plato de pasta, como de arroz, una carne o un pescado…

Ingredientes para 2 raciones:
– 2 dientes de ajo
– 40 gr de piñones
– 50 gr de albahaca fresca
– 60 gr de queso parmesano
– 125 gr de aceite de oliva
– Sal

Pela los dientes de ajo y ponlos en un mortero, o si lo prefieres, en el robot de cocina. Añade una pizca de sal y los piñones. Machaca todos los ingredientes hasta que tengas una pasta homogénea. Incorpora las hojas de albahaca limpias y vuelve a machacar. Luego añade el parmesano y, progresivamente, el aceite de oliva.

Cuando esté hecha la salsa, úsala inmediatamente o déjala en la nevera (no más de una semana). Si lo vas a dejar en la nevera, para que se conserve mejor, cubre la salsa con un poco de aceite de oliva.