Mejillones a la Marinera

No es que sea una gran fan de los mejillones, pero me apetecía un montón hacer este plato. Y no sé si será por el nombre o qué, me evoca días de sol y playa... Por eso este fin de semana veraniego en Barcelona tuvo como estrella esta receta, para consolarme de no haber podido pasarlo en Dublín como estaba previsto.

La versatilidad de este plato nos permite servirlo como entrante o como primer plato y es taaaaan fácil de hacer con antelación y dejar preparado...

El único inconveniente de esta receta es limpiar los mejillones pero con algo de paciencia, un buen estropajo de aluminio y una música que os entretenga es pan comío.

Otra cosa a tener en cuenta es la conservación de los mejillones. Si los compráis para hacer de un día para otro, lo mejor es que al llegar a casa los limpiéis y luego los pongáis dentro de un paño de cocina limpio y húmedo, que cuando lo atéis hará la función de una malla y no permitirá que se abran mucho. Conservadlos en la nevera y no más de 2 días.

Nosotros los hemos comido al estilo belga, con patatas fritas.


Ingredientes para 2 raciones:
- 1 kg de mejillones
- 1 cebolla grande
- 1 zanahoria
- 4 tomates grandes
- 1 vasito de vino blanco
- 1 cucharada de harina
- Sal
- Aceite de oliva
- Guindilla picada (opcional)

Lo dicho, limpia bien los mejillones para empezar, frotando la cáscara con un estropajo de aluminio y retirando las barbas.

Una vez limpios, ponlos en una olla, con un fondo de agua (un par de dedos) y un poco de sal. Déjalos hervir durante 5-10 minutos hasta que veas que ya se han abierto todos. Los que no se hayan abierto, estaban muertos así que descártalos, no los intentes abrir y tíralos a la basura. Reserva los que estén bien, así como todo el agua de la cocción (el agua que pusiste al principio, más la que han soltado los mejillones).

Por otro lado, pela la cebolla y pícala a dados pequeños. Sofríela en una cacerola a fuego lento durante 15 minutos hasta que esté bien caramelizada.

Luego añade la zanahoria, también pelada y a cuadritos. Deja sofreír durante 10 minutos. Incorpora el vino, sube el fuego para que se evapore el alcohol y luego bájalo de nuevo.

Lava los tomates, retírales el corazón y rállalos. Añádelos a la salsa, así como la guindilla picada (si decides poner picante). Deja reducir durante 20 minutos.

Echa el agua de la cocción de los mejillones y la cucharada de harina. Remueve bien y deja reducir hasta la mitad.

Mientras, ve retirando las cáscaras de los mejillones y quédate sólo con la carne.

Cuando la salsa esté lista, añade los mejillones y retira del fuego.

Sirve acompañado de patatas fritas y/o rúcula.